Planté una semilla...
Creció por el aire.
Floreció en el cielo.
Y...¡Abracalaire!
Fue un día en la escuela.
Empecé a volar.
Ese abracalaire
me hizo soñar.
Me hizo soñar.
En un paraíso con muchas flores perfumadas.
Me hizo sentir que era una princesa.
Vivía en un castillo mágico.
Donde había muchos animales encantados.
Esos animales tenían diferentes poderes mágicos.
Maira Antinori
No hay comentarios:
Publicar un comentario